Desbaratan una red internacional de trata que había captado a dos rosarinas

Agentes del Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal detuvieron a dos eslabones de una red internacional de trata de personas que captaba bajo engaños a mujeres jóvenes con la excusa de que realizarían trabajos acorde a sus conocimientos y estudios en el norte de Italia. Pero esa sólo un ardid que enmarcaba una maniobra para introducirlas a una red de trata internacional con fines de prostitución. Entre las cuatro víctimas que lograron zafar de la red hay dos chicas rosarinas cuyas identidades no trascendieron.

La investigación se inició en octubre de 2017 a raíz de una denuncia anónima efectuada por dos de las jóvenes que lograron escapar de la red. Acusaron a María Elizabath “Lizz” González, quien se presentaba como modelo y vedette y que fue arrestada el miércoles en un departamento del piso 14 de un edificio del barrio porteño del Abasto. “Lizz” fue encontrada por los pesquisas en su habitación del tres ambientes espacioso, moderno y pintado de blanco.

Reclutadora

Esta mujer, según la denuncia, era quien captaba a las chicas y les ofrecía “un futuro próspero en Europa, con trabajo y vivienda”. González les plnateaba viajar a localidades del centro y norte de Italia, como Pisa y Viterbo, para trabajar en cabarets. Sin embargo usaba términos difusos para convencerlas en sus charlas a través de Facebook y en reuniones en su departamento del Abasto o en el patio de comidas de un shopping.

Haciendo gala de su conocimiento de la noche porteña, “Lizz” exhibía su vida entera en Facebook, entre videos de fitness y selfies hot sacadas en boliches de Palermo junto a jóvenes: su negocio era llevar a esas mujeres a los sectores VIP para convertirlas en un aliciente para clientes que pagaban pequeñas fortunas por una mesa con una frapera con hielo y vino espumante nacional.

Tras ello los pesquisas iniciaron “tareas de campo” sobre esa mujer y su entorno, y así llegaron a individualizar e identificar al resto de los miembros de la banda quienes formarían una compleja red de trata.

El italiano

Lizz, que tiene cerca de 40 años, captaba a las víctimas en locales bailables de la Ciudad de Buenos Aires. Lo hacía, según se detectó mediante escuchas telefónicas, secundada por un hombre de nacionalidad italiana identificado como Lorenzo Arcidiacono, que se dedicaba a gestionar la documentación (pasaportes, visas y cartas de ciudadanía) para que las mujeres pudieran salir del país sin impedimento alguno.

La investigación detectó que el mismo hombre realizaba idénticas tramitaciones para jugadores de fútbol profesional que eran transferidos al viejo continente. Por eso estuvo vinculado en otra causa que instruyó el Juzgado Federal 5 en 2008, tiempos de firma de Norberto Oyarbide, cando lo acusaron de ser uno de los principales miembros de una banda dedicada a traficar pasaportes italianos y visas de trabajo para futbolistas como el ex defensor de River Plate Diego Placente o el también ex defensor de Vélez Sarsfield Fabián “Poroto” Cubero.

Lorenzo fue apresado en un departamento de la porteña avenida Paseo Colón. El hombre era quien acompañaba hasta Europa a las jóvenes captadas por “Lizz” y era un pasajero frecuente de Alitalia, la línea aérea en la que las mujeres reconocieron viajar.

El financista

En tanto, el padre de Lorenzo, también de nacionalidad italiana y conocido como Giusseppe Arcidiacono, era quien solventaba económicamente el traslado de las víctimas y se hacía cargo de la recepción de las mismas en el aeropuerto internacional de Fiumicino, en Roma.

Una vez en la capital italiana, las chicas eran trasladadas a diferentes locales nocturnos ubicados en las localidades de Viterbo y Pisa mediante las conexiones que tenía allí Giusseppe, quien fue imputado como promotor del delito de trata de personas con fines de explotación sexual.

Supuestamente las chicas trabajarían en esos locales para hacer presencia, relaciones públicas y modalidades coperas, una maniobra destinada a generar que los clientes consuman más alcohol, pero luego eran sometidas a ejercer la prostitución.

“En Italia (de acuerdo con lo publicado por el portal Infobae), la imposición para prostituirse era algo sutil y a la vez bestial. Los traslados y hospedajes quedaban a cargo de la organización. Esto generaba una deuda: las mujeres debían pagarla con su cuerpo, en pases en hoteles cercanos mientras sus comunicaciones y movimientos eran controlados. Las cuatro volvieron sin ganar un solo euro: todo, según sus relatos ante la Justicia, se lo quedaba la organización”.

Más allá de los controles que ejercía la red, dos de las chicas lograron escapar, juntaron el dinero y regresaron a la Argentina para hacer sus denuncias. Las otras dos tuvieron que pedir auxilio en el consulado argentino en Roma para volver tras presentarse en una comisaría de las localidades en las que estaban.

En el marco de las tareas llevadas adelante por la Policía Federal se pudo determinar que esas cuatro víctimas (entre ellas las dos chicas de Rosario) pudieron huir de sus captores, logrando regresar al país por gestiones realizadas en la Embajada Argentina en Roma. Una vez aquí, como testigos de identidad reservada, fueron entrevistadas en sus domicilios particulares de la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires y en Rosario bajo la supervisión de la Oficina de Rescate y Acompañamiento de Víctimas de Trata de Personas, quienes brindaron su apoyo y su resguardo emocional para que pudieran relatar los hechos denunciados.

Allanamientos

En sus relatos, las jóvenes explicaron que estuvieron retenidas en los locales “Charme” en Pisa, y “L’Olimpia”, en Viterbo, “lugares de luces rojas y sillones de cuerina blanca”, tal como lo describieron.

Ante ello, el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 5, a cargo de Marcelo Martínez De Giorgi, ordenó cuatro órdenes de allanamiento (dos en la localidad de Longchamps y otros dos en Capital Federal) y la detención de Lorenzo Arcidiacono y “Lizz” González, y dicto el pedido de captura internacional de Giusseppe.

En los allanamientos, los investigadores secuestraron 7 teléfonos celulares, una computadora, una cámara de fotos, un pendrive, tres vehículos de alta gama, una notebook, 101.000 pesos en efectivo, 5.000 dólares en efectivo, tres discos rígidos externos, varias anotaciones que daban cuenta de los negocios que hacían y otra documentación como tickets aéreos a Italia y pasaportes presuntamente adulterados.

“Este procedimiento fue posible gracias a la inteligencia criminal y la cooperación internacional. Empezamos a investigar a partir de una denuncia y llegamos a obtener todos los datos necesarios para desbaratar a la banda: quiénes eran, qué roles cumplían y cómo llevaban a cabo los procesos de captación, traslado y explotación de las víctimas”, aseguró la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien instruyó políticas expresas a la Secretaría de Seguridad que dirige Eugenio Burzaco.

La Justicia federal estima que casi 30 mujeres fueron contactadas con la propuesta de viajar a Italia. Mientras que la Procura della Repubblica (Procuración italiana) ya inició una investigación preliminar y está en contacto con la Embajada Argentina para analizar los documentos empleados por la banda bajo la sospecha de que serían apócrifos.

Una vez desmantelada la red, en el muro de Lizz González se pudo leer: “Y al fin caíste. Cómo tardaron tanto en darse cuenta que eras una prostituta vip, y prostituías a muchas chicas, leí muchas veces las cosas que te decían pero las bloqueabas, lo de Italia no te lo creía nadie solo 4 chicas que cayeron por ser ingenuas, y les cagaste la vida. PUDRITE en la cárcel”.

Fuente: La Capital

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