Día de la Maestra Jardinera

“Mi vocación nace desde muy temprana edad, ya en la escuela primaria en los recreos me escapaba para ir a servir las meriendas a los pequeños, y mi maestra tenía que ir a buscarme y regresarme a mi aula. Mi amor por los niños, por la infancia es desde siempre te diría, por suerte después se fue concretando, pude estudiar el profesorado a nivel inicial; ya son 32 años de carrera ahora desde la Dirección, como Vice, pero siempre en contacto con los niños.  Es una profesión que siempre da satisfacciones, todo el tiempo.

A veces nos encontramos con historias duras, de familias, uno desde la Institución siempre trata y hace mucho, porque no se es docente solo para enseñar contenidos ni cuestiones pedagógicas, sino que somos un poco mamá , un poco enfermeras, un poco de todo, porque contenemos a los niños y los ayudamos, siempre que podemos lo hacemos, pero todos los días me voy plena, porque nosotras tomamos a los niños en esa primera infancia, con esa pureza que llegan a l jardín y luego van perdiendo a medida que avanzan en la escolaridad, son muy divertidos y sobre todo eso, muy puros. 

Cuando nos vamos mal, es porque a veces nos hacen renegar un poquito los papás, más que los niños. Otro motivo son las cargas ministeriales. Hay conceptos muy arraigados de que en el nivel inicial hay que enseñarles a leer o escribir, están muy arraigados son imaginarios colectivos, que realmente no son así. Ingresan para aprender muchas cosas y algunos logran reconocer algunas letras, pero todos se van con un bagaje lleno de otras cosas que les sirven para luego aprender todo lo demás, siempre a través del juego, en el nivel inicial, jugando aprenden a expresarse, por eso realmente para nosotras el juego es algo muy serio, que el niño juegue es nuestro objetivo porque ellos así se divierten y aprenden.

Hay un texto muy lindo que siempre se comparte que dice, Todo lo que aprendí lo hice en el Jardín de Infantes, sino nos olvidáramos de que aprendimos a jugar, a compartir, a devolver las cosas que sacamos en ese lugar, a pensar en el bien común y no solo en el propio, seguramente el mundo sería mejor. Nosotras formamos niños y formamos ciudadanos críticos que sepan decir que no, esto si lo quiero. No soy yo; sino que soy yo con otros veinte. Esto es lo que logramos acá, que aprendan un montón de cosas que quizás de manera más formal en casa no pudieron aprender, para así llegar a la adultez con una muy buena formación y sobre todo muy buena gente.

Nunca en estos 32 años me arrepentí de esta vocación, ni en los momentos más duros, ni en los que estaba muy enojada por algo,  de pronto veo un niño y veo algo que me alienta, me da esperanza, sostengo que son quienes nos van a salvar, no tengo duda. Nunca entendí a las personas que les hacen daño a un niño, porque si no te conmueve un niño estas perdido.

Para mí no hay preferidos, por lo menos a mí me paso así, aunque el mas débil siempre nos tira un poco más porque es el que más uno quiere ayudar y marca un desafío, pero todos son importantes, cada niño y eso es lo difícil de que se entienda desde afuera, no uno sino los veinte. Reitero cada niño es el motivo y el motor que nos hace volver al aula cada día y a nuestro trabajo.

Elijo cada día esta profesión para abrazarla, honrarla, retomaría todo el camino recorrido, exactamente en igual forma”, terminó Piky.

Comentarios

Leer anterior

Procesión de María Auxiliadora en Funes.

Leer siguiente

Recibieron a efectivos de Gendarmería