Condenan a un vecino de Funes como abastecedor regional de cocaína

Todo comenzó cuando un remisero de Funes contó en los Tribunales de Oroño al 900 que el 26 de marzo de 2011 una mujer subió a su auto y le pidió que la llevara hasta una casa atrás del club “Las Leonas”. Antes de llegar los interceptaron policías que sacaron un paquete con droga del bolso de la pasajera aunque de las actuaciones no se supo nada. En base a eso un fiscal pidió a dos fuerzas de seguridad distintas que identificaran la casa hacia donde la mujer se dirigía. Cuando la vivienda fue ubicada policías de civil se apostaron a distancia para seguir sus movimientos. Una tarde vieron llegar a un hombre en un auto que entró a la casa y a los pocos minutos se retiró con una bolsa negra abultada. Se dirigió en el auto hacia un caserón ubicado en Lennox al 2400 de Funes. La placa que indicaba la numeración exacta del domicilio decía “Familia Popea”.

Ese movimiento fue el puntapié inicial para dejar al desnudo a una organización que, a partir de un laboratorio para la elaboración propia, abastecía de cocaína a puntos de venta ubicados en seis ciudades del sur provincial: Rosario, Granadero Baigorria, Roldán, Correa, Coronda y Cañada de Gómez. El que tenía el control absoluto de esa estructura de ordenamiento piramidal acaba de ser condenado a ocho años de prisión. Se llama Leonardo Popea, tiene 61 años y aceptó tener ese rol en un juicio abreviado en el que además fueron condenadas otras once personas con distintos papeles en la misma red ilícita.

Progreso

La historia de Popea es demostrativa de cómo el narcotráfico, por su impresionante rentabilidad, define bruscos saltos de rubro en la evolución delictiva. La primera infracción que figura en su prontuario consistió en pagarle con un billete falso al playero de una estación de servicio en Casilda. En 1998 lo apresaron en Rosario por estafa. En 2004 fue arrestado arriba de un Alfa Romeo, de nuevo en Casilda, con billetes truchos por 1.200 pesos. Durante un tiempo no llamó la atención pero en 2013, cuando la policía le puso de vuelta los ojos encima, del estafador exiguo no quedaban rastros. Le atribuían ser dueño de una cocina de cocaína y proveedor de una red de quioscos en seis localidades. También había tenido un notorio crecimiento económico. Además de vehículos era dueño una casa de gran porte con inmenso terreno a una cuadra del ingreso a Funes Hills.

A esa casa de Lennox 2480 entró con la bolsa negra, el día que lo seguían policías, precisamente Leonardo Popea. Los policías no lo molestaron ese día. Bajo el control del fiscal federal Mario Gambacorta siguieron investigando. Obtuvieron teléfonos, hicieron seguimientos y fueron definiendo nombres, roles y actividades de la red. Supieron cuáles eran las cocinas, quiénes los abastecedores intermediarios, dónde estaban los depósitos de estupefacientes y quiénes se dedicaban a vender al menudeo, tanto en búnkeres como en sistema delivery.

El 7 de mayo de 2013 se allanaron 25 inmuebles en forma simultánea. Las escuchas telefónicas establecieron que el centro de producción de la droga de esta red era una cocina ubicada en Ugarte al 700, en la zona norte rosarina, en donde se procesaba la pasta base en combinación con precursores químicos para la obtención de cocaína de alta concentración. A Popea lo apresaron en la zona de Garzón al 1600 de Rosario en un VW Gol. En el interior del auto le encontraron un trozo compacto de cocaína que pesó 995 gramos.

Junto con Popea, el fiscal imputó a Sergio Abecasis, Marcela Villalba y Diego Villalba por haber estado a cargo de la cocina en la que se preparaban los estupefacientes a la vez que por comercializarlos.

Teléfono al proveedor

El origen de la investigación estuvo en denuncias de vecinos sobre quioscos cuyos proveedores resultaron detenidos en hechos esporádicos. En todos los casos aparecía que el nivel de cocaína de las muestras secuestradas era de alta concentración. Mucha cantidad de cocaína de alto nivel de pureza, solicitada regularmente desde quioscos que se comunicaban al mismo teléfono para pedir suministro de modo rutinario. Eso determinó que Leonardo Popea, según la causa que impulsó al inicio el fiscal Mario Gambacorta, era el comercializador mayorista.

Los movimientos de Popea habían sido seguidos tranco a tranco. Días antes de su detención policías de Inteligencia Zona Sur de la ex Drogas Peligrosas lo siguieron a una reunión que mantuvo con dos personas en el bar “Memo” de Costa Alta y de ahí a una casa de Spegazzini al 3700. Los policías consignaron que vieron salir de la casa a Popea con una bolsa de grandes dimensiones. Un hombre que vivía en la vivienda salió de ahí al rato y tiró a un contenedor de basura un bidón de cinco litros transparente que contenía acetona, lo que se usa como precursor químico para elaborar cocaína. También se determinó en la causa que Popea compró cien litros de acetona en una pinturería de Mendoza al 2500, en cinco bidones de veinte litros, el 28 de febrero de 2013. Estos bidones se hallaron al allanar la casa de Spegazzini al 3700.

Al inicio de la investigación surgió que Popea era productor mayorista de cocaína y no conocía a quienes cayeron con él por formar parte de la misma red. Tal cosa queda refutada en la condena que firmaron los jueces Ricardo Vázquez, Otmar Paulucci y Omar Digerónimo y que fue requerida por el fiscal Federico Reynares Solari. Allí consta que los partes informativos de la causa “demuestran el estrecho vínculo que el nombrado mantenía con los demás integrantes del grupo delictivo”.

Las evidencias

El día posterior a los allanamientos el Ministerio de Seguridad provincial indicó a este diario que se hicieron operativos en siete localidades que terminaron con 16 detenidos, 29 kilos de cocaína decomisada, 100 kilos de elementos diversos para estirar esa sustancia y 57 litros de precursores químicos como acetona, cafeína, xilocaína y ácido sulfúrico.

Popea confesó los delitos que se le imputaron y firmó una condena por ocho años de prisión que expira el 7 de mayo de 2021. Como fue detenido hace casi cuatro años ya está en condiciones de pedir la libertad condicional. Estuvo preso en la cárcel de Ezeiza. Le impusieron una multa de 5 mil pesos. Su magnífica vivienda no fue alcanzada por el decomiso. En la causa los jueces aceptaron la confiscación de dos vehículos.

Los demás condenados con Popea son Sergio Abecasis, Marcela Villalba y Diego Villalba, que recibieron seis años y 8 meses de prisión. A Darío Herrera, Ruth Gómez, Walter Nores, Leonel Ferreyra, Ricardo Nores, Jonatan García, Jorgelina López y Victoria Villalba les impusieron seis años de pena.

Pesquisas económicas del presente y del pasado

La Unidad de Investigación Financiera (UIF) y la Procuraduría de Lavado de Activos enviaron personal a Rosario para pesquisar la ruta del blanqueo de dinero de la red que controlaba Popea. La investigación que llevó a la detención de Leonardo Popea se inició de manera colateral a una causa en la que se investigaba a Carlos Fiordelino, un rosarino de 45 años, hijo de un comisario, que en 2011 escapó de la alcaidía de Jefatura tras ser detenido con 55 kilos de marihuana en Funes. La División de Asuntos Patrimoniales de la Dirección de Asuntos Internos Policiales detectó en 2006 que uno de los hijos de Leonardo Popea aparecía como testaferro de varias propiedades ubicadas en la calle Maipú al 900 de Rosario que fueron adquiridas por un ex jefe de la Unidad Regional II denunciado por enriquecimiento ilícito.

Fuente: La Capital

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