La despedida de Serrat de la Argentina comenzó con un show histórico en Rosario

"Les voy a rogar que dentro de lo posible aparten todos los atisbos y tentaciones de melancolías y nostalgias que puedan amenazarnos. Piensen que de ahora en adelante todo lo que pase es futuro, y no nos lo vamos a perder", dijo Serrat a modo de bienvenida luego de saludar a su público.

Foto Sebastin Granata
Foto: Sebastián Granata.

El trovador catalán Joan Manuel Serrat inició este sábado ante una multitud reunida en el autódromo de Rosario el segmento argentino de su gira de despedida de los escenarios con un concierto donde repasó buena parte de su trayectoria.

En el primero de los siete recitales locales de “El vicio de cantar 1965-2022” (el martes 8 pasará por el estadio Mario Kempes de Córdoba y, entre el 19 y el 29 de noviembre, realizará cinco funciones en el porteño Movistar Arena), la masiva convocatoria generó un caos de tránsito en la ciudad santafesina con atascos de más de tres kilómetros.

“Bienvenidos todos todas y todes, les voy a rogar que dentro de lo posible aparten todos los atisbos y tentaciones de melancolías y nostalgias que puedan amenazarnos. Piensen que de ahora en adelante todo lo que pase es futuro, y no nos lo vamos a perder”, dijo Serrat a modo de bienvenida y después de entonar “Dale que dale” con la que abrió la velada a las 21.30.

El artista, de 78 años, agradeció al público por acompañarlo “esta noche como lo han hecho a lo largo de toda mi vida”, en otro tramo de un encuentro cargado de emotividad.

Foto Sebastin Granata
Foto: Sebastián Granata.

La relación entre Serrat y Rosario quedó plasmada en la tarde del viernes cuando el músico y compositor participó de la inauguración de un paseo que lleva su nombre y el de su amigo argentino, el fallecido escritor y dibujante Roberto “Negro” Fontanarrosa, ubicado en la esquina del mítico bar El Cairo en el centro de la ciudad.

“Ha sido un gusto pisar una vez más Rosario y poder gozar de su afecto, un afecto del que pienso seguir gozando”, deslizó el autor de gemas como “Esos locos bajitos”, “Pueblo blanco” o “Disculpe el señor”, por citar apenas algunas.

La presentación en el Autódromo, que fue abierta por el armoniquista y compositor local Franco Luciani, incluyó por parte de Serrat una versión de su clásico “Penélope” tras el que comentó que si de él dependiera “estaría cantando hasta el amanecer”, aunque aclaró entre risas: “Probablemente haga un papelón en algún momento”.

El cantautor Joan Manuel Serrat inauguró el viernes, en la ciudad santafesina de Rosario un paseo que lleva su propio nombre y el de su gran amigo argentino, el fallecido escritor y dibujante Roberto “Negro” Fontanarrosa, ubicado en la esquina del mítico bar El Cairo donde se juntan “dos corazones que han vivido juntos siempre”, dijo.

“Nunca pensé que podríamos encontrarnos una tarde como hoy, en medio de tanta gente y tanto cariño, formando una esquina con mi querido amigo Roberto Fontanarrosa, con quien tuve la fortuna de compartir espacios de la vida, fantasías, alegrías, sueños y sobre todo divertirme con él”, contó Serrat, quien esta noche iniciará en Rosario su gira argentina de despedida, llamada “El vicio de cantar”.

Joan Manuel Serrat en la inaugurción del “Paseo Fontanarrosa-Serrat”, en Rosario.

El acto fue en el cruce de las calles Santa Fe y Sarmiento, en lo que ahora se llama la esquina Serrat-Fontanarrosa, justo frente al bar El Cairo, donde se reunió durante años la llamada “Mesa de los Galanes”, nombre irónico del grupo de amigos rosarinos encabezado por Fontanarrosa, donde alguna vez se sumó Serrat.

Las palabras del Nano

Denominar a esa esquina como el paseo Serrat-Fontanarrosa fue una decisión del Concejo Municipal de Rosario para homenajear al escritor local y al cantante extranjero, que se conocieron en España durante el Mundial de Fútbol de 1982, según contó Serrat.

La amistad entre ellos comenzó a crecer al año siguiente, cuando Joan Manuel lo visitó en Argentina en ocasión de una gira por el país. Desde entonces sellaron una relación que ahora desembocó en la inauguración del paseo que lleva sus apellidos.

“El Negro era una persona que difícilmente transmitía sus angustias y sus pesares, se los comía mucho, y en cambio transmitía constantemente su felicidad de estar vivo, su curiosidad por la vida, su afán de ser sencillamente lo que le gustaba ser: un hombre que escribía mucho y muy bien, que dibujaba, y que amaba su ciudad y a Rosario Central por encima de todas las cosas”, sostuvo el compositor español.Serrat estuvo presente en la ianuguración de la esquina que lleva su nombre junto al de Fontanarrosa, en Rosario, anoche.

Luego recordó una característica de Fontanarrosa, algo así como una fobia a los homenajes y a tener que ocupar la centralidad en actividades públicas.

“Si el Negro tuviera que estar aquí esta noche, estaría deseando irse, estaría sufriendo mucho, estaría angustiado, no tendría el más mínimo interés en otra cosa que sentarse alrededor de una mesa con gente a la que él quisiera y con quien se encontraba a gusto”, explicó.

Serrat agregó que Fontanarrosa “le daba prioridad a aquellas cosas a la que ustedes también le dan prioridad, y por las que ustedes también quieren a la gente”.

El acto

El evento se realizó sobre uno de los lados del mítico bar El Cairo, que ya no es el mismo de las legendarias reuniones de la Mesa de los Galanes sino uno remodelado y moderno, que alberga en su interior una estatua de su cliente más famoso.

Sobre el escenario se colocó, justamente, una mesa a la que se sentaron Serrat, la última esposa de Fontanarrosa, Gabriela Mahy, el amigo del Negro Ricardo Centurión, el intendente local Pablo Javkin y la presidenta del Concejo de la ciudad, María Eugenia Schmuck.Serrat, Gabriela Mahy, Ricardo Centurión, Pablo Javkin y María Eugenia Schmuck, en el acto realizado en plena esquina Serrat-Fontanarrrosa, en Rosario.

Tras recordar al Negro, Serrat bromeó: “Me siento muy feliz de estar aquí esta tarde y al mismo tiempo me siento profundamente angustiado también, porque les aseguro que estoy deseando ir al hotel, tomarme una copa, en la tranquilidad”.

“No obstante -agregó- no saben hasta qué punto les agradezco que hayan venido todos a compartir esta fantasía maravillosa de juntar dos corazones que han vivido juntos siempre, y van a seguir”.

Mahy, por su parte, dijo que “es un homenaje muy especial, porque es un homenaje a la vida, a las calles, a los bares y a los amigos tan apreciados por el Negro y por Juan también, como el Negro le decía”.

La viuda de Fontanarrosa también se permitió una humorada, al asegurar que “pensando que siempre quería bajarse del pedestal donde lo subían para los homenajes, hoy hubiera dicho: ‘Que pongan mi nombre en este paseo se justifica porque soy uno de los rosarinos que más lo ha pasado, pero a este muchacho, porque Serrat vino dos o tres veces nada más'”.

Centurión, miembro de la Mesa de los Galanes y testigos de la charlas en el bar entre ambos homenajeados, dijo que “lo de estos dos muchachos ha sido una cosa tremenda, espectacular, de demostrarse tanto cariño y tanto respeto”.

“Rescato de todo eso el gran cariño que se han tenido estos tipos y le agradezco a la vida que pude estar esos momentos con ellos”, dijo, para rematar, también, con un chiste: “Juan, sabé que te queremos mucho, y te digo Juan no por íntimo, sino porque me da menos trabajo”.

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