El Gringo Heinze se fue de Vélez.
La desolación sigue siendo la misma a la de día que anunció su renuncia. Gabriel Heinze avisó que se iba de Vélez inesperadamente y deja un vacío enorme y un recuerdo imborrable.
Se va uno de los mejores entrenadores de la historia de Vélez. Y no es una comparación con los técnicos que salieron campeones (ellos están/estarán siempre en el podio). Pero el Gringo se metió en pedestal, incluso, sin haber ganado ningún título.
Llegó a Vélez para salvarlo del descenso (a seis puntos estaba el Fortín de la zona de peligro) y se marcha con el equipo disputando la Copa Sudamericana (seis años estuvimos sin jugar copas internacionales) y en zona de puestos de Libertadores. Tras el 3-0 ante Unión, se despidió con un tercer puesto en la Superliga.
Sorpresa en Vélez: la emoción de Heinze al renunciar
Además, el Gringo potenció juveniles, jerarquizó y revalorizó al plantel, le dio un estilo al juego del que habló todo el fútbol argentino, lo sacó del fondo de la tabla y lo puso en lo más alto. Se han perdido partidos, algunos insólitos, pero en la mayoría de las derrotas fueron con Vélez protagonista, siendo más que los rivales, buscando y dominando (si hay que elegir cómo perder, elijo esa forma).
Fueron 23 jugadores los que llegaron con él y seis generosas ventas que han inflado las arcas económicas de Vélez (Maxi Romero, Santy Cáseres, Nahuel Arena, Matías Vargas, Nicolás Domínguez y Gastón Giménez). Dejó mucho adentro de la cancha como afuera.
No sé cómo será esta nueva etapa sin el Gringo. El técnico que venga tendrá la vara demasiado alta. Por resultados y por juego. Pero Vélez seguirá de pie como cuando se fueron Carlitos Bianchi, Marcelo Bielsa y Ricardo Gareca, por nombrar algunos.
El Gringo se metió en el corazón de los hinchas y eso no se borra. Muchas gracias, Gringo. Las puertas siempre estarán abiertas para vos.
