Nonna youtuber y abuela gamer

La nonna Violetta tiene 88 años y es furor en Youtube con sus recetas italianas, la abuela Isabel tiene 85 años y hace más de 20 que se convirtió en una gamer. Dos historias que tienen mucho en común: el amor por sus nietos, las ganas de compartir y el animarse a hacer siempre cosas nuevas sin importar la edad.

La nonna Violetta tiene 88 años y es furor en Youtube con sus recetas italianas, la abuela Isabel tiene 85 años y hace más de 20 que se convirtió en una gamer.
La nonna Violetta tiene 88 años y es furor en Youtube con sus recetas italianas, la abuela Isabel tiene 85 años y hace más de 20 que se convirtió en una gamer.

Que los abuelos y abuelas “no entienden” la tecnología, redes sociales, y nuevas formas de comunicación, son expresiones que quedaron muy en el pasado. Cada vez son más los adultos mayores que se animan a interactuar en las redes, y no sólo eso, sino que demuestran sus habilidades, talentos y carisma, y así, se convierten en virales con miles de reproducciones en sus publicaciones y seguidores.

“Cuando hablamos de abuelos, lo primero que se nos viene a la mente es un abuelo deteriorado, digno de ser cuidado o de darle actividades básicas y hasta infantiles. Con el concepto de envejecimiento activo, todas estas ideas quedan atrás porque hoy podemos pensar a la vejez como una etapa de cambios y de oportunidades, dice en diálogo con Filo.News, Julieta Rodríguez, Licenciada en Psicología con especialización en Gerontología y Neurorehabilitación.

Si de cambios y oportunidades se trata, Isabel Martinotti y Violeta Fantini, lo saben muy bien. Ambas, acompañadas por sus nietos y nietas, se convirtieron en personajes muy queridos en las redes sociales y nos contaron sus experiencias.

Isabel, la abuela Gamer 

Isabel tiene 85 años, vive en Buenos Aires y hace más de 20 que juega a los videojuegos. Desde The witcher 3, Injustice o Mortal Kombat, Isabel aprovecha cada segundo que comparte con su nieto Germán a través del juego, porque ese fue el fin desde un principio. 

“Yo empecé a jugar porque quería acercarme y que Germán me contara todo lo que hacía cuando salía de casa, entonces yo me puse como si fuera su compinche, su amiga, dejaba de ser abuela, entonces ahí empecé a jugar con él en la Play. Primero jugué con otras consolas, no empezamos directamente con la Play. Le compraba las revistas que venían con disquitos y así él me contaba todo lo que estaba haciendo fuera de la casa, le salía espontáneo, porque yo ya estaba ahí jugando. No sólo lo hice con mi nieto, se lo hice a mis hijas también (risas), para poder saber qué hacían”, comenzó contando la abuela.

Isabel habla con entusiasmo y orgullo de su nieto, sus ganas de vivir se transmiten por la charla de Zoom mientras conversa y afirma que jamás perdió la curiosidad, diversión y ganas de compartir con los demás, a pesar de que su entorno le cuestiona su “hobby”.

“Cuando empecé a jugar, no lo dejaba jugar a él, y se enojaba (risas), me apagaba la consola. Después, compramos dos PlayStation, una tenía él en la pieza y la otra la tenía yo. Ahí fue cuando él empezó a sacarme fotos, a subirme a internet y comenzó todo esto.

Con las personas de mi edad tengo una contra: me miraban y me decían: ‘che, sos grande ya’, y yo les decía ¡pónganse a jugar!. Hay muchas amigas que son grandes y empezaron a jugar y no la dejaron. Hay otras a las que los maridos, aunque parezca extraño, les dicen: ‘¿por qué vas a perder el tiempo?’ y yo les digo que no es perder el tiempo jugar con un nieto o con una hija, es acercarse. Es ese acercamiento que a veces uno quiere y no sabe cómo hacer. Yo cuando me peleaba con Germán por la Play, venía mi hija y me decía: ‘¡mamá te estás peleando por la Play!’, o a veces me pedía que lo dejara ganar y yo le decía que jamás lo había dejado ganar, y aunque me digan que soy grande para esto, no me interesa. Mucha gente me dice: ‘a mí no me gusta jugar a la Play’. ¡Qué tiene que ver!, no es eso, es acercarse al nieto, a los hijos”, cuenta segura Isabel.

“Jugar con otros jóvenes me encanta, porque me miran y no lo pueden creer”.

La abuela dice que “hay gente que juega cartas, otros que juegan a palabras cruzadas y a mí me encantan los jueguitos. Esto no tiene edad y cualquiera puede hacerlo, además de que te ayuda a ejercitar la mente y a buscar soluciones para problemas, superar misiones”. 

El juego siempre estuvo presente desde su niñez cuenta Isabel, más que nada desde el deporte, y hoy a sus 85 años, sigue manteniendo ese espíritu vivo y alegre. 

“Yo me siento bien y les digo que al principio no sabía lo que era la Play, y cuando me senté y empecé, me encantó. Les va a pasar a todos los que jueguen, a no ser que sean muy deprimidos, que ya no sepan cómo divertirse”, afirma la abuela gamer.

“Yo me entretengo, siento que me voy de todos los problemas, de todas las situaciones que hay alrededor que no me gustan. Siempre fui así, no me deprimí jamás”.

De acuerdo al testimonio de Isabel, la Licenciada Julieta Rodríguez menciona al respecto: “el envejecimiento activo no tiene que ver sólo con la actividad física, sino también con la actividad espiritual, sentimental y afectiva. Poder ver esta perspectiva de la vida como una etapa para encontrar nuevas experiencias, no sólo beneficia a los adultos, sino también a su entorno”, afirma la psicóloga.

La abuela Isabel es una gamer auténtica. Conoce los trucos de la PlayStation como nadie y como contrincante es una jugadora complicada. Isabel siempre va por más, hasta participó del reallity show “¿Quién quiere ser millonario? para poder comprarse la PlayStation 5. No ganó, pero afirma que ya está juntando ahorros para poder disfrutarla con su nieto.

La nonna Violetta y sus recetas italianas

La nonna Violetta tiene 88 años, más de 61.500 suscriptores en su canal de YouTube y un acento italiano que no perdió jamás. La nonna Violetta transmite en cada receta que hace, su amor por la cocina, por Italia y por su familia. 

Acompañada por sus dos nietas: Milagros y Sol, Violetta se acomoda y sonríe en la charla de Zoom. Su acento es entrañable y hasta tiene tintes de ternura. Ella dice que nunca tuvo que aprender español porque siempre estuvo rodeada de inmigrantes como ella. Lleva más de seis décadas en Campana, provincia de Buenos Aires, pero su acento está intacto.

A diferencia de la abuela Isabel, Violetta se introdujo en el mundo de las redes en plena pandemia, porque como dice ella, “el aburrimiento era muy grande”.

“Esto nació al principio de la pandemia, más o menos en junio/julio. Estábamos aburridas, yo siempre quise grabar a la nonna haciendo videos, recetas. Como estoy todo el tiempo con ella y veo que cocina dije ¡bueno, vamos a grabar!. Antes no se animaba, pero ahora en pandemia al estar lejos del resto de la familia dijo que sí ‘así me ven’, y ahí empezamos”, cuenta Milagros, una de sus nietas que junto con Sol, son las encargadas de filmar cada video de la nonna.

Violetta llegó a la Argentina apenas con 22 años, recién casada y huyendo de los resabios de la segunda Guerra Mundial en 1954. Primero llegó al país su marido Juan y luego ella, dejando atrás el pueblo italiano de Fossacesia.

“Tenía un hermano acá y nos mandó a llamar: “venite para la Argentina” porque allá va a haber otra vez guerra. Mi marido vino primero y después vine yo, así que ahí empezamos, todo después de la guerra. Acá comenzó el trabajo, la familia, también trabajé, un poco de todo. Estaba en Italia, en mi pueblo, y después me tuve que acostumbrar a acá. He llorado mucho, quería ir a Italia de vuelta, pero ¿cómo hacía?. Mi marido ya tenía un trabajo acá, me tuve que quedar y después empezamos con los chicos”, cuenta con nostalgia la nonna.

Sin embargo, tanto en Italia como en Argentina, el amor por la cocina siempre estuvo intacto para Violetta, sin importar el lugar geográfico en el que se encontrara. Es por eso mismo que esta pasión y amor, la sigue acompañando hoy a sus 88 años. Afirma que todas sus recetas las aprendió de su madre y que ninguna está anotada, se acuerda absolutamente de todas. Dice que sólo hay que aprender y uno no se olvida más.

Sus videos tienen la esencia y secretos de la cocina tradicional italiana, con sus especialidades favoritas: la pizza y los fideos. 

“Empecé a cocinar a los 8 años porque siempre me gustó la cocina, aprendí cuando mi mamá hacía fideos. Ella se levantaba siempre temprano y yo también. No alcanzaba la mesa, me daba un poco de masa y yo amasaba y hacía los fideos. Me ha gustado siempre cocinar y cuando vine a la Argentina, tenía que empezar con las costumbres de acá, pero yo cociné siempre a la italiana”.

En la actualidad la nonna Violetta, tiene más de 61.500 suscriptores en YouTube.

A pesar de estar en Argentina, la nonna y sus nietas afirman que sigue manteniendo sus tradiciones al pie de la letra, y que lo único argentino que come son las milanesas. Entre risas, la abuela dice que “la cocina es siempre amor y familia”

Sin ningún objetivo puntual, más que el divertirse, compartir y disfrutar, tanto la nonna Violetta como la abuela Isabel, saben aprovechar y sacarle provecho a las redes, pero no por el uso en sí de estas, sino más bien por el simple hecho de compartir momentos con sus nietos y con las personas que conecten con lo que ellas tienen para compartir: tiempo para jugar y recetas para cocinar.

En contexto de pandemia, donde el principal tema ha sido el aislamiento y la falta de contacto con el entorno, más que nada para los adultos mayores, atravesar esta etapa ha sido un gran desafío para todos, pero principalmente para ellos.

“Por suerte la tecnología facilita los encuentros con los demás y sobre todo, nos ayuda a divertirnos. Justamente de eso se trata, encontrarle el sentido a la vida en las etapas donde más se nos desafía, donde más limitaciones tenemos, para hacer de todo eso, un cambio.

No hay recetas mágicas para encontrar el sentido de ser felices, al contrario, se trata justamente de poder mirar a cada quien y encontrar la oportunidad. Si a un abuelo le gusta jugar, si un abuelo no tiene idea lo que es jugar, si le gusta cocinar o si nunca se acercó a una cocina, es importante arrimarse y compartir experiencias juntos, explica la psicóloga Rodríguez.

“Por eso, si conocen a alguna abuela, abuelo, vecino o cualquier persona adulta cerca, arrímense, no sólo para enseñarles algo, sino también para aprender del maravilloso mundo que puede haber en los adultos mayores, cierra la licenciada.

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