Rosario sangrienta: dos hombres y una mujer asesinaron a testigo protegido en causa que compromete a capo narco

El ataque se produjo frente a su mujer e hijos, en la puerta del taller mecánico que tenía. En enero de este año había sido atacado a balazos.

Había sido lugarteniente de Esteban Alvarado y su testimonio era clave en la investigación por asociación ilícita contra su ex jefe.

Dos hombres y una mujer asesinaron este lunes a Carlos Héctor Argüelles, quien fuera mano derecha del capo narco rosarino Esteban Alvarado y era testigo protegido en la causa por asociación ilícita contra su ex jefe. El ataque se produjo a plena luz del día frente al taller que la víctima tenía en la zona de Garay al 3500 de la ciudad de Rosario, donde fue atacado a balazos frente a su esposa e hijos.

Argüelles recibió dos disparos en la cabeza y uno en el glúteo derecho, llegó en grave estado al Hospital de Emergencias “Clemente Alvarez” (HECA) donde falleció a las 18.50. De acuerdo a los testigos, fue perpetrado por tres personas que se movilizaban en un VW Fox, color rojo, desde donde efectuaron múltiples disparos.

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Minutos después de la denuncia sobre el ataque, una patrulla policial detectó el vehículo cerca del cruce de Necochea y Doctor Riva, a unas 50 cuadras de la escena del crimen. La persecución por las calles de barrio Tablada, en el sudeste rosarino, concluyó a 700 metros de allí.

Tres hombres y una mujer fueron detenidos y en el habitáculo hallaron una bomba molotov. Presumen que iban a usarla para prender fuego el coche.

El ataque contra el ex colaborador de Alvarado fue el segundo en poco más de siete meses.

Argüelles ya había sido víctima de un ataque a tiros en la tarde del jueves 28 de enero pasado cuando circulaba en una Ford Ecosport junto con su esposa y dos de sus hijos en el barrio Triángulo. En la oportunidad, el hombre relató a la policía que un auto color gris y una moto que aparentemente oficiaba como apoyo de los atacantes, se les puso a la par y les dispararon varias veces.

Días después declaró que ese había sido el tercer ataque contra su persona. “Es la tercera vez que me amenazan o bien me entero que van a matarme. Cuando tomé la decisión de declarar, en el futuro juicio a Alvarado, sabía a lo que me arriesgaba; pero creo que es un acto justo declarar y que Dios me protege. Estuve muchos años con Alvarado y no hay detrás de mí ninguna historia oscura, soy un hombre que cometió errores y estoy dispuesto a afrontarlos y a disposición total de la JusticiaTemo por mi vida, pero esta vez atentaron contra mi familia, eso ha creado un malestar en mucha gente. Sé que desde el Ministerio Público van a tomar otras medidas para cuidarme. Lo importante es que pueda estar tranquilo y con mi familia en paz. No hay muchos hombres que tomen mi decisión y lo hago por que en un momento me dije que la pesada mochila de haber sido testigo de algunas cosas la quiero dejar acá, en la tierra, y en los lugares donde se debe dejar”, dijo entonces

Arguelles

Por ese ataque hay cinco imputados: dos fueron acusados en abril, Gabriel González, y el taxista Jorge Inocencio Ojeda, quien según la acusación hizo un seguimiento sobre Argüelles en octubre de 2020, meses antes de que se concretara el ataque para marcarle a los tiratiros donde lo podían emboscar. Y en agosto imputaron a Alejandro Isaías “Chucky Monedita” Núñez, acusado de haberlo instigado desde la cárcel, Jonatan Ribles y Andrés Bladimir “Colo” Navarro.

En el taller, dónde fue atacado, Argüelles no tenía ningún tipo de custodia. Sí una patrulla hacía vigilancia en su casa

Argüelles había quedado preso por el crimen de un hombre que lo había denunciado por robarle la moto. También había sido señalado en junio de 2016 en audiencia imputativa por los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada Matías Edery y Luis Schiappa Pietra como testaferro de Alvarado. Argüelles era un mecánico de 46 años que se encargaba de “emponchar” y acondicionar autos a Alvarado. En julio de 2019 accedió a una morigeración de prisión preventiva y si bien continuaba ligado al proceso judicial podía circular en libertad.

 Argüelles estaba convencido que lo iban a matar. Tenía razón”.

Del Frade

Para el diputado provincial Carlos Del Frade “este crimen pone en crisis, una vez más, las redes de seguridad democrática en la provincia de Santa Fe. No se tata de más fuerzas de seguridad, si no de cómo garantizar que construyan el servicio público de darle tranquilidad a la vida cotidiana del pueblo. Basta de creer que solamente alcanza con el control del ejecutivo sobre la policía. Tiene que haber compromiso real y efectivo de por lo menos todos los espacios políticos con representación legislativa, eliminación de los nichos de corrupción y los nidos de armas, verdadero combate al lavado de dinero y presencia multiagencial virtuosa del estado en los barrios con trabajo, educación, cultural, alegría y deportes. Argüelles estaba convencido que lo iban a matar. Tenía razón”.

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