Ninja Arte, el muralista que estuvo al borde de la muerte y hoy impregna fachadas y casas

Lo que yo hago es doodle-art, o garabato, que es algo muy expresivo. Ahí dejas todo, si estás feliz o triste, ahí lo canalizas. Todo se va a la hoja, se lleva todo. Hay algo de catarsis. Y creo que el arte cura todo”, dice Rivero

Diego Rivero tiene 42 años y es Ninja Arte, una firma que invade fachadas de comercios, restaurantes y casas del barrio porteño de Palermo. Antes de convertirse en un artista requerido, atravesó una dura enfermedad y un largo proceso de rehabilitación.

“Pintar es una manera de devolverle al mundo todo lo que me dio”,

Ninja Arte

El muralista y diseñador gráfico de 42 años oriundo de Villa Madero viene de terminar un mural en Colegiales, y prepara otro en la cancha de Vélez. “El nombre Ninja Arte se lo atribuyo a mi lucha por vivir”.


El artista Diego Rivero -por azar, una sola letra de su nombre no lo hace homónimo del muralista mexicano- interviene fachadas de comercios, restaurantes y casas del barrio porteño de Palermo con sus doodle art-o garabatos artísticos- que fusiona con famosos personajes de dibujos animados de los años 80, desde Mazinger Z hasta Cheetara, y firma bajo el seudónimo Ninja Arte, un nickname que representa su batalla por haber estado, hace 20 años, al borde de la muerte.

Este muralista y diseñador gráfico de 42 años oriundo de Villa Madero viene de terminar un mural en Colegiales, y prepara otro en la cancha de Vélez, además de que interviene con su arte desde skates hasta carcasas de celulares, customiza zapatillas para famosos o decora barriles de cervezas en bares, como parte de una movida que tiene su epicentro en el barrio porteño de Palermo y que Ninja Arte (@Ninja_arte en redes) elige como base de operaciones.

“El nombre Ninja Arte se lo atribuyo a mi lucha por vivir. Lo que yo hago es doodle-art, o garabato, que es algo muy expresivo. Ahí dejas todo, si estás feliz o triste, ahí lo canalizas. Todo se va a la hoja, se lleva todo. Hay algo de catarsis. Y creo que el arte cura todo”, dice Rivero en una entrevista con Télam. Es mediodía en Plaza Serrano y bajo los rayos de sol acodado en una mesa de un bar recuerda cada momento que lo trajo hasta donde está hoy.

Cuando tenía 21 años empezó a perder fuerza, no podía caminar, ni masticar. No tenía fuerza en la mandíbula. Empezó a no poder ver. Bajó mucho de peso. Le hicieron numerosos estudios pero no daban con el diagnóstico. Decidió despedirse de su mamá: “Si me llega a pasar algo, te amo, sé todo lo que hiciste por mí”. Luego de un año finalmente descubrieron lo que tenía: tres tumores en la cabeza, a lo que le siguieron quimio, válvulas, rayos y una jornada de siete horas de convulsiones. La probabilidad de no contarla aquella noche estaba al acecho. “Después de eso fue volver a la vida”, cuenta ahora Rivero.

Ninja Arte, es un nickname que representa su batalla por haber estado, hace 20 años, al borde de la muerte. Foto: Pablo Añeli.
El artista da detalles del lento proceso de recuperación y añade: “Desde entonces empecé a hacer lo que amaba realmente, volver a dibujar, como cuando era chico. Cuando te pasa algo así de jodido ya no postergás. Hay que meterle y hacer lo que uno ama, aunque suene a frase hecha. Antes no podía ver ni caminar, ahora estoy volando”, remata. Exhibe con orgullo sus tatuajes en sus brazos de Andy Warhol y Keith Haring.

Mientras tanto, pasa una mujer con dos niños y se detienen frente al mural de Ninja, sin saber que él es el autor de la obra. Se sacan fotos y sonríen. Se ven allí, en Plaza Serrano, la palabra “Love”, que acompaña a la figura de Cheetara, personaje de los Thundercats, lo mismo con Shee-ra. Bart Simpson, Mazinger Z son acompañados de los doodle -art como telón de fondo. Mientras que Captain Tsubasa (de Súper Campeones) exhibe ahora la camiseta argentina y lleva por nombre al inconfundible Messi. Al lado, en otro de los afiches, una frase que lo representa: “No te duele la espalda. Son tus alas creciendo”.

– Ninja Arte:
 Lo que más hago es doodle, que son dibujos basado en garabatos. Como los que se ven en el fondo de pantalla de WhatsApp, esos son doodle. Con eso arranqué después de mi recuperación y empecé a tener devolución de la gente. Después que me operaron y todo lo que pasé, siempre tuve un elástico a querer volver a dibujar como cuando era chico, querer hacer lo que yo amaba realmente. Me anoté en diseño, me recibí en 2016 y después empecé a conectar con el dibujo nuevamente, me enganché con el doodle art, que es garabato. Dibujo las cosas que me gustan. Elijo imágenes, escaneo en la compu y le realizo a mano los fondos, las texturas.

-NA: 
Tengo 42 años. Yo me crié viendo estos dibujitos. Cuando empecé a salir a la calle a hacer murales me encontré con un cuaderno de primer grado y en la primera hoja había un dibujo de Mazinger. Cuantas cosas pasaron desde entonces.

Doodle en todos los soportes



-NA: 
Para alguien que le gusta el arte y quiere crear, quedar encerrado en complicado. Yo fui y me compré 10 bastidores, nunca había pintado un bastidor. Ahí empecé a dibujar los robots, Mazinger, todo a mano y con acrílico. Marcadores también. Los vendí todos por redes. Y decidí salir a pegar esos posters a la calle. Primero en mi barrio, Villa Madero. Luego en Palermo. Y eso explotó: el estar en la calle, alguien hace un TikTok y te etiqueta, un famoso se saca una foto ahí, etcétera. Palermo es una vidriera enorme para los artistas. Mi próximo salto es el aerosol. Las redes ayudan. Son un espectáculo, tenés un feedback al toque. Y yo hago lo que me hace feliz.

-NA: 
Mi vieja pintaba y era fotógrafa. En casa siempre había referencias al arte. Siempre tuve el arte presente en casa, por eso estudié diseño gráfico. Me encanta la vanguardia, Warhol. A Keith Haring me acerqué después de la facu. Vi lo que hacía, esas texturas, y me encantó. Me gusta mucho enseñar también, siento que tengo facilidad para comunicar el arte.

-NA: 
En realidad el garabato es algo muy expresivo como todo arte, ahí dejas todo, si estás feliz o triste, ahí canalizás todo. Todo se va a la hoja, se lleva todo. hay algo de catarsis. El arte cura todo. Me emociona dónde estoy hoy. No podía ver ni caminar, y ahora es como que estoy volando.

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